EL MISTERIO DE LA CASA DE LA MARQUESA
El 1 de enero del 2010 algo extraño en la Casa de la Marquesa. La ciudad festeja tranquila y engalanada el comienzo del nuevo año, ajena a los extraños acontecimientos que sucederán.
En el escenario del V Centenario del nacimiento de san Francisco de Borja, el autor teje una crónica de nostalgias, recuerdos y olvidos que pretenden ser un homenaje a la ciudad de Gandia.
Entre la ironía y la crítica amable que caracteriza sus novelas, Borja construye un relato en el que se mezcla la añoranza aristocrática de un mundo decimonónico con el convencimiento de que todo es posible en el siglo XXI. Todo, menos la vuelta de aquel tiempo.
Con su libertad habitual mezcla tiempos, espacios y personajes que discurren veloces por las páginas del libro ante el asombro del lector.
La sociedad entera de Gandia se verá retratada en estas páginas. No hará falta recurrir a las claves. Se mantienen nombres y apellidos perfectamente reconocibles. Desde “la pequeña nobleza agraria e industrial” al mundo de los especuladores, ladrones y estafadores, pasando por los tenderos, exportadores de naranja y profesionales liberales.
No faltan los fantasmas, señales sobrenaturales, maldiciones y misterios que se mezclan con crímenes impunes, muertos resucitados y fenómenos paranormales. Todo ello aderezado con música clásica y escenas cinematográficas que sirven para huir de un mundo poco romántico.
Tampoco falta el esperpento, que no respeta nada, y arremete feroz contra el poder.
La globalización ahoga el glamour, lo práctico amenaza la exquisitez. Por eso el Duque, desde su estatua, como un poder eterno, vigila al poder político y religioso.
¿Puede un milagro del santo acabar con la crisis económica? ¿Pueden volver los muertos a la vida y conseguir que 2010 sea una suave continuación de 1935? ¿Puede una persona convertirse en su propio nieto? ¿Puede resultar el estafador estafado?
Un libro, a medio camino entre la crónica y la novela, que despertará recuerdos, suscitará críticas y adhesiones, pero no dejará indiferente. Son muchos los que se encontrarán en sus páginas. Pero no tema, los delincuentes son ficticios.